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Actualizado: 31 oct 2020


La escritura perdida.

Paterson es una película de Jim Jarmusch. Es decir, es extraña.

La historia poetiza la cotidianidad de dos personajes (Paterson y Laura) en el transcurso de una semana. Aún mejor, nos recuerda la posibilidad que tiene el ser humano para contemplar, siempre y cuando no deje de observar, escuchar, caminar, leer, soñar... Así es, nos invita a hacer uso de los sentidos pero desde la más posible consciencia, lo cual ya de por sí es revolucionario, al menos en una sociedad que ve y poco mira, oye y con escasez escucha, corre y casi no camina, precisamente porque no tiene tiempo para vivir: leer y soñar (como bien lo dijo Hölderlin, al recordarnos que el hombre que no sueña es un hombre muerto).


Mirar la película nos conduce a pensar en un tiempo menos escurridizo y en cambio, más habitado por la consciencia, la contemplación de la existencia y todo lo que su boca arrastra.


Así pues, en Paterson resuena la poeticidad de un conductor de bus que contempla en medio de su "rutina", quien no solo escribe sino que vive la poesía, ama y es amado en una relación como pocas veces se conoce. Así que, antes de continuar, ¿qué atributos le daría o qué no tendría lugar en una relación con esta carga de extrañeza? Además, como si fuera poco lo anterior, la película presenta una poética de la ciudad y de renuncia tanto a la fama (en una ciudad de artistas) como al uso de la tecnología. Al punto que, aunque quizá para algunos resulte una exageración, encontramos aquí la figura del héroe.

De estas circunstancias nace el hecho de escribir en torno a la película, por la exaltación que hace a la cotidianidad desde su sencillez, sus reiteraciones —naturales y originadas— con las labores y respiraciones del día a día, y lo más brillante, es que acontece sin más discurso que el mismo andar, el movimiento del protagonista (Paterson) en medio de las voces de Emily Dickinson, Dante Alighieri, Petrarca, William Carlos Williams y por supuesto, Ron Padgett, quien escribió para la película los distintos y cotidianos versos que en esta acontecen.

De manera que, si está en sus búsquedas la relación entre el cine y la poesía, la cotidianeidad entremezclada con la escritura, una historia que habite un tiempo muy distinto al nuestro, y las películas sugerentes y profundas por los silencios que contienen más que por los dramatismos inacabados o pretenciosos, esta es una película que seguramente su mirada recitará.


"A veces las páginas vacías dan más posibilidades"...

Mirar: Paterson

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Camila

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cinelectores

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Andréi Tarkovsky- 

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