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Queimada. Una película de Gillo Pontecorvo.

Ayer, leí por primera vez esta película. Me parece, no, estoy segura que necesito volverlo a hacer… ¿Cuántas veces? Las que sean necesarias.

Hay tanto más por sentir que por entender, aunque ambas porciones se corresponden… Es interesante y más que ello misterioso cómo uno se va sintiendo implicado desde el principio de la historia, no incluido sino…responsable.


Más que vergüenza uno comienza a sentir el peso de quienes han estado atrás, quienes han hecho inevitablemente que uno sienta cierta responsabilidad si no culpa aunque claro, salida de nuestras manos inmediatas. El caso, soy parte de los odiosos salvajes como de los salvajes odiados que conocen mejor del amor y la sabiduría con la misma naturaleza con la que fluye la sangre de sus venas.

Y… si le parece que entre todas estas letras nada he dicho… Me inclino a expresar que el tema sobre el que germina la obra es de todos los tiempos, aunque quisiéramos lo contrario: que se hubiera quedado en el pasado o más aún, no hubiera existido. La esclavitud. Aunque la ambición, amistad, el engaño, la lealtad, burla de la dignidad y lo despreciable que puede llegar a ser el ser humano, son más que palabras, símbolos que se tejen en esta obra, es la esclavitud la espina que teje y duele toda la historia.

Para ir acercando el término del texto, no quiero dejar de resaltar el personaje a mi parecer más punzante y asombroso de la historia: José Dolores, posible o respirado por Evaristo Márquez, personaje tan particular como el que protagoniza.

Este esclavo, causante de una revolución (tejida en dos tiempos) pinta bellamente la transformación que puede vivir el ser una vez empieza a pensar. Me asombra de sobremanera cómo durante el camino de la historia el espíritu crítico y poético fue forjándose por él mismo, llegando a ser inspiración para muchos esclavos y no esclavos (que también lo eran y son pero de modo distinto y en seres distintos...).

José Dolores, cara endurecida capaz de dar una sonrisa sensata pero también recriminar con tal odio, ha hecho que recuerde que todo ser sin necesidad de instituciones académicas tiene adentro una sabiduría desbordante, la cual llega a manifestarse en frases o pensamientos sumamente poderosos como el que hace José al referirse a la verdadera libertad.

Sí, me ha gustado mucho. Algo así como cierta bondad (película) dolorosa pero necesaria de admitir en nuestra historia. Ah, aquí la obra musical tan perfecta para la película como bella: Abolición de Ennio Morricone.



Camiposa.

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